
Historias en Arcilla
Milena Lehmann, Escultora
Revista En Altura Almagro
Marzo - Abril 2008
POR: Valeria ZufligarA. / FOTOS: Soledad Portugal
Te podría contar la historia de mi vida con “las esculturas”, dice Milena Lehmann cuando se le pregunta por la importancia de la inspiración frente a la técnica a la hora de crear una obra de arte. Y es que para esta escultora los sentimientos que tiene al momento de crear son vitales a la hora de definir su arte. De hecho, su primera escultura (“Dolor”) la realizó poco tiempo después de que falleciera su hija mayor. “Y es una de mis obras mas queridas”, agrega.
Con cuatro hijas, Milena se dedicó a ser mamá. Sin embargo, cuando nació la ultima de ellas, decidió hacer algo con su vida. “Siempre tuve facilidad de hacer cosas con las manos, desde niña. Cuando mi hija menor tenía un año, empecé a buscar qué era lo mío. Y encontré las clases de escultura en arcilla con María Consuelo De la Maza, que hasta ahora es mi profesora, y descubrí un mundo nuevo de formas y materiales”, recuerda. “Comencé a hacer figuras geométricas y después empecé a transformar estas formas. Lo que mas me gusta es lo abstracto y la figura humana, pero super estilizada, porque tampoco tengo estudios académicos de figura humana, entonces me gusta hacerla como la siento o como la veo, con formas más alargadas difusas, ése es mi estilo”.
De niña, en el colegio, cómo era tu relación con tus talentos?
En el colegio siempre las técnicas manuales me resultaban facilísimas. Mis amigas me decían: "Qué tienes en las manos que te resulta tan fácil?”. En un momento pensé estudiar Arquitectura, porque me gustaba dibujar y funcionar con las manos. Al final estudié Diseño de Interiores y lo he ido coordinando con la escultura
¿Sólo has incursionado con arcilla?
Siempre con arcilla, considero que es un material súper fiel, tan básico como el barro con el que el hombre empezó a hacer sus primeras vasijas, y me gusta porque con las distintas herramientas se le puede dar aspectos de otras cosas. Hay esculturas que parecen de madera, otras de piedra, metal, pero no, son de arcilla pero que con distinto trabajo parecen de otro material. Yo siento a la arcilla más acogedora que el fierro, por ejemplo, aunque no he incursionado en otros materiales. De repente hago intervenciones con fierro a las esculturas, en la base o con detalles pero he sido fiel a la arcilla.
¿Trabajas mucho en cada obra?
A mí me gusta que mis obras no sean recargadas, sino que tengan línea simples. Entonces cuando siento que empiezo a hacerle mucho detalle que no corresponde a la figura o me cuestiono si le pongo o no esa rayita, ahí paro, lo dejo hasta ahí. Y también esta lo del color, la prueba de fuego es cuando se le ponen los esmaltes a la arcilla, que es un punto de terminación, cuando estás viendo qué colores quieres que sean. Yo soy de ideas fijas, siento las esculturas entre mi mente y mi corazón y las empiezo a hacer. A veces dibujo lo que quiero y otras veces simplemente lo plasmo: ésta es mi idea.
Saber desprenderse
Si bien sólo ha realizado esculturas en arcilla, Milena está buscando nuevos elementos, como el vidrio. “Se funden súper bien con la arcilla, así que estoy viendo cómo se da”, opina. En paralelo, realiza obras en papel cerámico. “Trabajo todos los días en mi taller y donde mi profesora, es parte de mi vida”, explica. Además, esta artista está realizando un diplomado en Escultura en la Universidad Católica, para descubrir nuevas técnicas.
¿Cómo vives el proceso de desprenderte de una obra?
Cuando vendí las primeras esculturas me sentía casi que vendiendo un hijo, sentía que estaba haciendo algo terrible. La primera vez querían comprarme dos esculturas al mismo tiempo y yo dije: “Sabes, no soy capaz de venderlas juntas” y la clienta fue súper comprensiva. Después de un tiempo, me di cuenta de que claro, era importante para mi la escultura, pero tenia que entregarla, entonces la fui a dejar. Ahora estoy mas desprendida, lo que ha sido una maduración personal y como artista, de decir: “Ahora es el momento de compartir tu arte y que la gente pueda tenerlo y disfrutarlo”. Creo que al principio es un arte un poco egoísta, por lo menos así lo veo yo, quería ver todas mis cosas hechas, pero me costaba entregarlas. Ahora no.
¿Es importante seguir tu inspiración?
Mis esculturas significan algo, por eso me cuesta hacer cosas a pedido. Hace un tiempo hice una obra, que eran un hombre y una mujer aparte, y me los compraron separados. Quien me compró el hombre quiso también la mujer, entonces tuve que hacerla y eso fue super difícil. Me sentía copiando algo, lo que no tenia sentido, porque la pareja ya la había hecho yo. Sentía que esas dos esculturas no estaban hechas para estar juntas. Eso me enseñó que lo mío es emocional, con mucha libertad.